Los prejuicios contra la lactancia materna que se mantiene más allá de unos pocos meses son numerosos y muy evidentes.
Madres, abuelas o profesionales de la educación infantil emiten comentartios negativos y críticas hacia las madres que amamantan a sus bebés durante más tiempo que el que ellos consideran “normal” (que suele ser muy poco tiempo).
El comentario que más me ha llamado la atención procede de una profesional del ámbito de la educación infantil (primer ciclo: niños de 0 a 3 años). Hablando sobre una madre que continuaba amamantando a su bebé de 10 meses de edad, dijo que parecía un chupete con patas, de manera muy peyorativa. Se refería a que el bebé buscaba el pecho materno para tranquilizarse, consolarse o dormirse.
Con este tipo de comentarios, lo que se está transmitiendo es que el bebé debe encontrar el afecto que necesita en un objeto artificial, de plástico, en vez de recurrir al pecho de su madre. Es decir, que se está insinuando que es mejor el chupete que la teta de la madre.

Si lo analizamos, los chupetes surjen porque la madre no puede ofrecerle el pecho a su hijo siempre que éste tenga necesidad de succionar (en muchos casos, la separación temprana que supone la reincorporación al trabajo de las madres es el principal motivo).

Así, el chupete es una burda imitación del pecho con la que los bebés aprenden a consolarse y relajarse utilizándolo en lugar del pecho de su madre. Pero esto no significa que el pecho materno sea peor o que la madre que da el pecho y no le da chupete a su hijo sea “un chupete con patas”.

Sería más acertado decir que el chupete es “una teta de plástico”, puesto que la teta estaba antes que el chupete.

Probablemente, los bebés cuyas madres que pueden permitirse darles el pecho a demanda durante más que unos pocos meses (2 años como mínimo es o que recomienda la OMS) no quieren un chupete, quieren teta. Es lo más natural y lo que llevamos en nuestros genes (los humanos antiguos no tenían chupete y en muchas culturas preindustriales actuales tampoco lo tienen).

Por lo tanto, creo que las madres que ofrecen su pecho a su bebé en lugar del chupete deben ser respetadas y no criticadas. Es una opción adecuada y beneficiosa siempre y cuando la madre y el bebé estén agusto de esa manera. El pecho materno como consuelo, afecto e interacción no tiene ninguma contraindicación.

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