Una de las culpas más frecuentes es la culpa por comer, por no cumplir una dieta.
El mandato patriarcal que controla el volumen de nuestros cuerpos nos impone una gestión restrictiva de lo que comemos y asocia una serie de valores morales negativos a quien no cumple con los estándares. Así, aparece la vergüenza por estar gorda, la culpa por comer.
Esta culpa se asocia a una función básica y esencial de la persona, como es alimentarse. En el momento en que se generan códigos socio morales sobre la manera de alimentarse, unido a juicios de valor, estamos condicionando a la persona desde lo más básico y esencial.
Con todos estos prejuicios en la mentalidad colectiva, tenemos el caldo de cultivo perfecto para, al ser introyectados por las personas, construir gordofobia y juicios personales destructivos por estar gorda, con castigos emocionales basados en la culpa.
La culpabilidad por comer y por la forma del propio cuerpo es un castigo emocional que violenta a la persona en lo esencial: su manera de alimentarse, la manera de ser su materialización en el mundo (su cuerpo). Es uno de los castigos emocionales más perversos y dañinos que el patriarcado establece.
Urge liberarse, descargarse de tanta violencia, empezar a querernos porque sí.
Rompamos con siglos de tortura emocional.
Te invito a mi curso online “VIVIR SIN CULPA”. Un curso teórico-práctico en el que trabajaremos 5 semanas para liberarnos del sentimiento de culpa.
Enlace al curso aquí: https://www.psicologiaycrianza.com/vivir-sin-culpa
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga Humanista