Si el niño tiene la experiencia de que sus padres le creen, es mucho más probable que nos cuente lo que le preocupa, con la seguridad de que nunca vamos a menospreciar su malestar, sino que le daremos a sus problemas la importancia que él cree que merecen. Cosas que a nosotros nos pueden parecer nimias, pueden ser muy dolorosas para un niño (por ejemplo, las burlas de otros niños).
Formación online. Comunicación respetuosa con los niños. Herramientas de comunicación empática
Si un niño no puede confiar en sus padres, difícilmente será capaz de confiar en el resto de personas que le rodean, sintiéndose toda la vida aislado y suspicaz.
El poder contar con que el niño nos expondrá sus inquietudes nos permite educarle según nuestros propios valores, ya que podremos guiarle por el mundo de acuerdo a lo que creamos más adecuado.
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Esto no excluye que el niño busque respuestas en otras personas, lo cual es saludable ya que le permite tener acceso a otros puntos de vista, pero si evita que únicamente se guíe por lo que le cuenten sus amigos o encuentre en internet.
Por último, haciendo las cosas de esta manera a lo largo de toda la infancia, será más fácil llegar a acuerdos respetuosos entre padres e hijos una vez llegada la adolescencia, ya que la relación será más fluída y todos los miembros de la familia podrán confiar los unos en los otros.
Clara Sáinz Cortés (número de colegiada: P-01832), licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Terapia de Familia por la Universidad de Sevilla, Especialidad en Psicología Clínica vía PIR por el Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla). Nueve años de experiencia en psicoterapia infantil y familiar.
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¿Por qué debemos creer siempre a nuestros hijos? PARTE I.