Es importantísimo que la tristeza sea acompañada, especialmente en los niños, por personas cercanas.
La tristeza que se vive acompañada será procesada más fácilmente, integrada con más comodidad y dará a la persona sensación de seguridad y confianza.
La tristeza vivida en soledad puede convertirse en una herida emocional profunda, en bloqueos, en miedos difíciles de atravesar.
Así, es esencial que la tristeza sea acompañada, pero este acompañamiento ha de ser validante, amable y respetuoso.
Hemos de evitar frases de consuelo que minimizan el dolor o mensajes de ánimo que niegan la tristeza presente.
Te sugiero 5 acciones que acompañan la tristeza de manera valiente y sostenedora:
- Estar presente. Estar cerca de la persona que está atravesando la tristeza, quedar con ella, llamarla por teléfono o enviarle mensajes. Que la persona sepa que estamos atentas y disponibles, sin forzar.
- Escuchar, escuchar, escuchar. Poder compartir con palabras la experiencia emocional con alguien que nos acepta, valida y comprende, es de una inestimable ayuda para el procesamiento e integración emocional.
- Mostrar afecto a la persona que está triste, con palabras o con actos de cariño. Tener algún detalle, expresarle lo importante que es para nosotras…
- Permitir y facilitar su descanso. La tristeza impulsa al recogimiento y la inactividad. Facilitar el descanso de la persona cubriendo algunas de sus tareas es un apoyo importante.
- Transmitir seguridad a la persona demostrándole que tiene nuestro apoyo y sostén.
Con estas 5 maneras podemos acompañar la tristeza de manera validante y empática, con comprensión y afecto, sin tener que recurrir a consejos, juicios o palabras de ánimo.
De este modo estaremos contribuyendo al procesamiento honesto e integrador de la pérdida de la persona a través de su tristeza.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga